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Adentrándonos en la era de la identidad digital autogestionada

El uso de nuestra identidad digital cada vez está más presente en nuestras actividades diarias. A su vez, también aumenta la preocupación de los usuarios sobre la gestión de sus datos privados cuando estos están completamente a merced del nivel de seguridad y privacidad de las entidades que los almacenan.

Desde hace tiempo, el control limitado sobre nuestros datos personales ha sido un tema de debate, particularmente debido a la evidente falta de seguridad y la alta vulnerabilidad en la web 2.0, así como en las bases de datos centralizadas administradas por diversas corporaciones, que a menudo delegan su gestión a empresas externas.

Pero ¿qué es exactamente la identidad digital y por qué es tan importante su autogestión? En este artículo, exploramos en profundidad el concepto de identidad digital, su importancia, y los desafíos y oportunidades que presenta.

¿Qué es la identidad digital?

Cuando hablamos de identidad digital, nos referimos a los datos que identifican a una persona, organización o dispositivo en el entorno digital. Estos datos pueden incluir una amplia variedad de información personal, como el nombre, correo electrónico, número de teléfono, contraseñas, perfiles en redes sociales y el historial de navegación, entre otros.

Por lo tanto, podríamos decir que la identidad digital es la forma en que uno se presenta en el mundo digital, permitiéndonos interactuar y realizar operaciones en internet de manera segura.

Es por este motivo, que es esencial gestionar correctamente nuestra identidad digital para protegernos, así como también, para garantizar un acceso seguro a los servicios digitales.

La gestión de la identidad digital

La gestión de la identidad digital se utiliza para verificar la autenticidad de un usuario, es decir, confirmar que un usuario es quien afirma ser. Por lo tanto, este proceso implica identificar y autenticar a un individuo, a través de una representación digital de su identidad. 

Normalmente, esta gestión ha dependido de una autoridad centralizada que valida la identidad del usuario; pero esta manera de gestionar la identidad de las personas, cada vez se ve más afectada por atacantes externos, que no solo vulneran la seguridad del sistema, sino que también logran acceder y robar los datos de los clientes.

Debilidades actuales en la gestión de identidad

Los sistemas actuales de gestión de identidad enfrentan varios desafíos:

  • Punto único de fallo: La mayoría de los sistemas dependen de una entidad centralizada. Si esta entidad se ve comprometida o deja de funcionar, los usuarios deben pasar por un proceso de recuperación.
  • Problemas de propiedad y control: Los usuarios no tienen pleno control sobre sus perfiles y sobre la gestión de sus datos personales.
  • Duplicación: Los usuarios deben crear diferentes cuentas para cada servicio o plataforma a la que quieren acceder para poder identificarse.
  • Identidades suplantadas o falsas: Los servicios actuales permiten la creación de múltiples perfiles, lo que facilita el spam y la suplantación de identidad. Además, permite que menores de edad puedan vulnerar fácilmente el sistema y acceder a servicios destinados a personas adultas.

Cambio de paradigma hacia la identidad autogestionada (SSI)

¿Qué es la identidad autogestionada?

La identidad autogestionada o autosoberana, también conocida como SSI por sus siglas en inglés (SelfSovereign Identity), permite a personas y organizaciones tener el control total sobre sus datos y, así, poder gestionar su propia identidad autónomamente. 

De esta manera, a través de la SSI se puede demostrar la identidad del usuario sin tener que perder el control sobre sus datos en aquellas operaciones que requieran de esta verificación.

¿Cómo funciona la SSI?

Desde una perspectiva funcional, la SSI permite por ejemplo, a los gobiernos emitir documentos de identidad digital a sus ciudadanos en forma de credenciales verificables. Estas credenciales pueden ser de índole diversa, como un pasaporte, un certificado o un diploma, que se almacenan y gestionan mediante carteras digitales y pueden ser verificadas por cualquier persona con quien se compartan.

Desde una perspectiva técnica, la SSI requiere de varios conceptos (como registros de confianza, contraseñas, protocolos de autenticación, etc.) que se pueden combinar de distintas maneras. Como resultado, hay diferentes formas de implementar la SSI, lo que hace que una comprensión básica de las tecnologías sea vital.

Por ello, desgranamos a continuación los siguientes conceptos básicos en el uso de la SSI:

  • Registros de confianza: Son bases de datos distribuidas que almacenan de manera segura información relacionada con la identidad digital. Estos registros pueden ser blockchain o cualquier otra DLT. Su principal función es proporcionar un entorno de confianza y transparente donde se pueden registrar y verificar las identidades digitales.
  • Claves criptográficas: Son fundamentales para la seguridad de la SSI. Se utilizan para crear firmas digitales que autentican la identidad del usuario y aseguran la integridad de la información compartida. Existen dos tipos principales de claves criptográficas en este contexto:
    • Claves públicas: Se comparten abiertamente y se utilizan para verificar las firmas digitales creadas por las claves privadas correspondientes.
    • Claves privadas: Se mantienen en secreto y se utilizan para crear firmas digitales. La seguridad de estas claves es crucial para la protección de la identidad digital del usuario.
  • Identificadores descentralizados (DIDs): Son una nueva forma de identificadores digitales que no dependen de una autoridad centralizada. Los DIDs se crean y controlan de manera autónoma por los propios usuarios. Cada DID se asocia con un conjunto de documentos que contienen información necesaria para la verificación, como las claves públicas.
  • Credenciales verificables (VCs): Son documentos digitales emitidos por una entidad fiable que contienen afirmaciones sobre un individuo. 
  • Carteras digitales: Las carteras digitales son aplicaciones que almacenan y gestionan las credenciales verificables de los usuarios. 

Estos conceptos actúan como piezas que se pueden combinar de distintas maneras según las necesidades del caso de uso.

Ejemplo del uso de la SSI

Supongamos que una persona quiere demostrar que posee un título universitario sin revelar información adicional. El proceso de verificación sería el siguiente:

  1. La universidad emite una credencial verificable que se almacena en la cartera digital del usuario.
  2. El usuario presenta esta credencial a una empresa a través de un DID.
  3. La empresa verifica la autenticidad de la credencial consultando el registro de confianza, asegurándose de que la clave pública coincida con la firma digital.

Conclusión

El modelo tradicional de gestión de identidad, que depende de autoridades centralizadas, ha demostrado ser vulnerable a ataques externos y a la pérdida de control de los usuarios sobre sus propios datos. Estos desafíos han destacado la necesidad de una solución más segura y controlada por los propios usuarios.

La identidad autogestionada (SSI) emerge como una solución innovadora que devuelve el control de los datos a los usuarios, permitiéndoles gestionar su identidad de manera autónoma. Con la SSI, es posible emitir y verificar credenciales digitales de forma segura, lo que reduce el riesgo de fraudes y mejora la experiencia del usuario en diversas interacciones digitales.

Este cambio de paradigma no solo incrementa la seguridad y privacidad de los usuarios, sino que también ofrece múltiples ventajas en términos de eficiencia y conveniencia.

Recursos:
[1] Introduction to Self-Sovereign Identity
[2] How Blockchain Is Used in Digital Identity Management


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